Páginas vistas

domingo, 1 de noviembre de 2015

El atlético Club Elexalde

Alberto "Culebrón” Duñabeitia, padre del alcalde de Bilbao y presidente del Athletic, “Beti” Duñabeitia, jugador del Español y del Athletic de Bilbao, donde gano la Copa de 1923, trajo junto a Carmelo Leizaola, las primeras pruebas atléticas a Galdakao, cuando ambos realizaron los estudios de Ciencias Químicas en Barcelona, y posteriormente trabajaron en “La Dinamita”. También fueron el alma del Club, los directivos Jugo, Tutor, Uriarte e Ibarra.



Alberto Duñabeitia

Desaparecida la Federación Vizcaína de Atletismo en 1932, se creó en su lugar la Agrupación Atlética Vizcaína, que realizó las funciones de federación y club a la vez. Tres factores inclinaron la balanza para que los principales campeonatos atléticos de Bizkaia celebrados en la década de los 30, se realizaran en Santa Bárbara: la negativa a ceder sus campos de futbol por parte de los principales clubs del territorio (Athletic y Arenas), las facilidades dadas tanto por “La Dinamita”, como por el club galdakoztarrak de la mano de Alfredo Elberdin y Alfonso Tutor, y la importancia del club durante esta década en la supremacía del atletismo vizcaíno, ya que en aquel momento, su sección atlética la constituían más de treinta atletas, completada con elementos del Valle de Arratia y capitaneados por Zelaia. A modo de ejemplo, en la conmemoración del día de San Ignacio de 1933, se realizaron unas pruebas atléticas con la presencia de entre tres mil a cuatro mil personas, batiendo el record de concurrencia en Bizkaia, a excepción de las que se realizó en San Mames en el año 1923, con motivo de las bodas de plata del Athletic. Como complemento a las actividades atléticas, se realizaron exhibiciones de gimnasia y boxeo entre niños, concurso de salto a la cuerda para chicas, y como postre, una romería amenizada por la Banda de música.


                                     
                                   
                                             Carmelo de Leizaola.

Pese a lo buena voluntad de los directivos del Elexalde, el estado de las pistas no era el optimo. Con la velocidad, los corredores se escapaban sin querer de las calles, la pista era de 240 metros, con curvas muy pronunciadas y difíciles de salvar sin pérdida de equilibrio, en una pista que no era de ceniza, y que favorecía ligeramente a los saltadores con su pequeño desnivel. Santa Bárbara no era susceptible para realizar proezas, pero se estaba impulsando un proyecto de nueva construcción beneficioso para el atletismo vizcaíno, que estaba a falta de la decisión de los dirigentes de la fábrica de Zuazo e impulsada por el diario deportivo Excelsius, organizador de los campeonatos, que finalmente no cuajó.


Marcelino Vicente atravesando el riachuelo de Urreta.


Pero respecto al “cross-country”, en palabras del Excelsius, el recorrido era pintoresco y espectacular, sin grandes durezas pero tampoco una simple carretera. Un trazado ideal, al uso de los que se estilaban por el extranjero, donde estaban acostumbrados a estos espectáculos con terrenos muy apropiados, con altibajos, paso por riachuelos, tierra labrada, vegas, suelo duro y blando, y todo él, enclavado en lugares de extremada belleza. El recorrido elegido fue en su mayor parte un verdadero terreno de cross, similar a los británicos, que desgraciadamente no se encontraba en Bilbao. Se anunciaba también, la facilidad de acceso a las pruebas, con tranvías de ida y vuelta a un precio de una sola peseta.


           Delgado y Eladio García en el Campeonato vizcaíno de cross country.


En Santa Bárbara se realizaron múltiples campeonatos vizcaínos: de pentatlón en 1933, de atletismo en 1933 y 1934, de cross country” en 1935 y 1936, y de neófitos, en 1934. Posteriormente, la organización de estos eventos fue realizado por la Unión Ciclista Galdacanesa.


Campeonato vizcaíno de cross-country en Santa Barbara.



Fuente: Dime 30 de diciembre de 2015 







Primera y más antigua San Silvestre del estado.



 Isaac Rueda (SIN FUERTE COMPETENCIA) ganó un reloj en Galdácano.

AUNQUE en tono menor, esta carrera de Galdácano, patrocinada por su Ayuntamiento, fue por la fecha y por la abundancia de premios (en gusto y valor)  la San Silvestre vizcaína. Además de lo citado y de la coincidencia de la fecha, arrastró también, salvando las distancias, una gran cantidad de público a todo lo largo del pintoresco recorrido. En lo que ganamos a los “brasileiros” fue en seriedad organizativa. Buen tanto para las huestes del amigo González y el Colegio de Jueces Vizcaíno.

El recorrido, espectacular y de buena visibilidad, fue muy bueno para el público, ya que excepción de unos metros de carretera asfaltada, se deslizó por caminos de ceniza, bastante mejor que la …de que disponemos actualmente, según opinión de un atleta destacado.

En infantiles, quizá para celebrar la concesión para Amorebieta del próximo campeonato vizcaíno de cross, los muchachos que acaudilla Arrieta y Bilbao se soltaron el pelo, luchando entre ellos para alcanzar el primer puesto el fino y prometedor Bastero, seguido en fuerte sprínt para decidir el segundo lugar Ciarrusta y Solaguren, en carrera que hasta el séptimo clasificado fue portador de camiseta verde. ¡Vaya éxito por equipos!

En juveniles ausentes los dos gallitos, Garay y Cenarruzabeitia (éste para reponerse de la durísima prueba eibarresa), venció el Altos Hornos, “gallo” de nuestro amigo y compañero de Prensa diaria, Tutor Larrea, dando así esa satisfacción en su propia casa. Enhorabuena a ambos. Segundo fue el Cafés El Abra, Garrido, que se destapó con la mejor carrera de su corta vida deportiva, desbancando al siempre excelente corredor Fernández.

En juniors triunfo fácil de Acero, que en casa se desenvuelve este año magníficamente, aprovechando la bondad del recorrido para sus excelentes cualidades de pistard, de fino y suave rito. Fue segundo el Abebe Bikila vizcaíno, Efraim Segasib, que se ha hecho un nombre entre los federados vizcaínos en solo cuatro actuaciones.

En seniors, entrenándose Pepe Fernández en la Peña, ganó lógicamente Rueda, el veterano, que es el más seguro en rendimiento de los crossmen restantes, seguido del regular Gil, que no acaba de arriesgarse en una prueba a ver qué le sale, y el esporádico y duro Espinosa.

Para todos buenos premios, destacando por su originalidad los lotes de bandejas de Ceplástica y el magnífico reloj de la casa Celaya, que desde ayer está en la muñeca del “eterno joven” Isaac Rueda.


Fuente: La Gaceta del Norte 2 de enero de 1962.













No hay comentarios:

Publicar un comentario