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miércoles, 20 de mayo de 2015

Los sucesos de Usansolo




                              Ubicación del Batzoki. Foto Espiga


El domingo 14 de mayo de 1933 se celebraba en Usansolo una romería y al mismo tiempo los radicales-socialistas tenían organizado un acto político en Amorebieta. De regreso a las tres y media, los excursionistas se detuvieron en las fiestas de dicho barrio. Al paso por sus calles, se oyeron gritos de ¡Viva la Republica! que fueron contestados con gritos de ¡Gora Euskadi azkatuta!, dirigiéndose posteriormente a la romería. Según el testimonio de un testigo, se oyó decir al radical-socialista Hilario Ortiz, la falta de valentía de los suyos. Llegaron dos parejas de Forales y con la afluencia de abertzales de pueblos cercanos, los ánimos se aplacaron. Una vez acabada la romería, los excursionistas volvieron en dos autobuses por delante del batzoki y otra vez se lanzaron “vivas” y “goras”, entablándose un tiroteo resultando dos muertos, Esperanza Zapata que viajaba en el autobús y el joven Iñaki San Miguel de 13 años que se encontraba en el balcón del batzoki.


Forales de guardia ante el Batzoki. Foto Hernando


El anciano Santiago de Amuriza, gritó a los chicos que estaban en el balcón del batzoki que entrasen y en aquel momento fue herido Iñaki San Miguel, que se encontraba con su hermano Tomas y un primo suyo. Iñaki fue socorrido por Damiana de Madariaga, madre del conserje, donde murió auxiliado por un sacerdote y el secretario de la Junta Municipal, el señor Bernaola. Por otro lado, Joaquín de Elorriaga tuvo que refugiarse mientras se produjo el tiroteo, en la txabola del taller mecánico de Cosme de Oyarzabal, presentándose en ese momento los forales Pedro García y Juan Zengoitia que disolvieron a los contendientes.


                       Autobús de los Radical-socialistas. Foto Espiga
                          

El alcalde Simón de Linaza se personó ante el foral Eugenio de Azkargorta en el cuartel de Zuazo y no pudiendo comunicar con los miñones de Usansolo, se dirigió allí llevando al oficial de secretaría Eugenio de Aranzeta y al juez Francisco de Zabala. Allí reclamó la presencia de los Forales que se hallaban en la taberna de Rementeria, donde se encontraban también los radicales-socialistas sin que intervinieran los “Guardias de Asalto”. Fue testigo de los insultos y amenazas a la autoridad municipal, el tradicionalista Doroteo de Mendia. El alcalde y sus acompañantes se entrevistaron con el Cabo de Forales Pedro García, dirigiéndose al batzoki amenazado por los radicales-socialistas. Al llegar a la carretera general, entre ellos el Hijo de Bodegas” de Lemoa", pararon coches y tranvías. A las nueve y media de la noche, la “Guardia de asalto” procedió al cierre y detención de la directiva del batzoki, así como a otros abertzales locales y varios concejales. El alcalde abandonó Usansolo, llegando a las once a la Central Telefónica de Galdakao, donde cursó un telegrama dando cuenta de los hechos al Gobierno civil, mediante la telefonista Teófila de Mendía.

                                                               
                              Comitiva fúnebre. Foto Gil de Espinar


Al día siguiente de los hechos, hicieron acto de presencia en el Gobierno civil, los diputados nacionalistas a Cortes: Leizaola, Robles de Arangiz y Egileor. Por su parte, el gobernador civil visitó Usansolo el martes acompañado por el alcalde Simón de Linaza, subiendo a la casa de Aboitiz que fue detenida y en cuyo interior, encima del local del batzoki, penetraron los disparos, rompiendo la puerta, una mesa, el piano, platos, cuadros y otros utensilios. Eulalia de Azkunaga, que guardaba los ahorros de los niños de la Mutualidad Escolar, vio desaparecer tras los registros, los ahorros de 126,90 pesetas. En Bilbao el día del entierro, grupos radical-socialistas intentaron asaltar el edificio de la imprenta de los diarios “Euzkadi” y “La Tarde”.



                    Solidaridad con Iñaki San Miguel. Foto Cecilio

 
Fueron separados del cuerpo, el cabo y tres forales del puesto. El número de detenidos en un principio fue de treinta y tres, curiosamente todos abertzales, aunque rápidamente fueron puestos en libertad por el juez ante la falta de pruebas, siendo visitados por sus familiares, quienes les llevaron colchones y comida a la cárcel.




En la Gran Vía también fue agredido un joven abertzale Foto Gil de Espinar



Fuente: "Dime".





 

Fuente: Deia